Reseña histórica del Cantón


La región que actualmente comprende Santo Domingo, formó parte del reino Huetar de Occidente, que eran dominios de Garabito, donde el cacique Yorustí tenía su asentamiento, en lo que hoy es villa San Luis del distrito 8° Pará.

 

La mayor parte de estas tierras, denominadas posteriormente de Tibás, fueron patrimonio real y el resto pertenecientes a todos los vecinos. Las primeras las otorgó el rey de España al alférez Sebastián de Zamora Romero, originario de villa Marchena, España; su hijo don Antonio Aurelio de Zamora Romero, habitante del Rincón de Tibás (hoy poblado Socorro del distrito 3° San Miguel), en 1710, era propietario de ciertas caballerías en quebradas y breñas de La Bermuda; que a su muerte, su hijo mayor, Juan José continuó afincado en esos lugares.

 

Las anteriores tierras, fueron en el transcurso de los años, pasando a poder de los descendientes del alférez de Zamora y otras a manos de particulares, por ventas. A inicios del siglo XVIII aparecen como cabezas de familias los señores Calixto Bonilla, Eduardo Arce, Juan Antonio Córdoba, Marcela Zamora, José Ángel Azofeifa, Diego Villalobos. Apellidos que predominan en varias familias actuales domingueñas. En 1816, en un documento de venta de un terreno, por primera vez se cita al paraje de Santo Domingo.

 

En el año 1829 es la primera vez que se menciona a la ermita de Santo Domingo. La iglesia del Rosario fue edificada entre 1838 y 1844. Durante el episcopado de Monseñor don Joaquín Anselmo Llorente y Lafuente, primer Obispo de Costa Rica, el 28 de octubre de 1856, se erigió la Parroquia, dedicada a Santo Domingo de Guzmán; la cual actualmente es sufragánea de la Arquidiócesis de San José de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica.

 

La Municipalidad de Heredia para cumplir con lo dispuesto en el artículo doce de la ley No. 36 de 7 de diciembre de 1848, se reunió extraordinariamente tres días después, a fin de establecer los distritos parroquiales del cantón; disponiendo que Santo Domingo formara el segundo de Heredia. En la demarcación de los distritos parroquiales de la provincia de Heredia, publicada en la Gaceta Oficial el 30 de diciembre de 1862, Santo Domingo aparece nuevamente como segundo del cantón Heredia.

 

En la segunda administración de don José María Castro Madriz, el 24 de julio de 1867, en ley No. 20, se otorgó el título de villa a la población de Santo Domingo. Posteriormente, el 1 de agosto de 1902, en el gobierno de don Ascensión Esquivel Ibarra, se decretó la ley No. 58 que le confirió a la villa, la categoría de Ciudad.

 

El 10 de febrero de 1877 se llevó a cabo la primera sesión de la Corporación Municipal, integrada con los siguientes representantes propietarios, señores Ramón Rodríguez Sancho, Antonio Vargas Chacón y Eulogio Fonseca González. El primer Secretario Municipal fue don Juan Bolaños y Chacón.

 

En 1880 se inició la construcción del primer edificio escolar. La escuela para varones Félix Arcadio Montero y Benito Sáenz para mujeres, se inauguró en 1935, en la tercera administración de don Ricardo Jiménez Oreamuno (1932-1936). El Colegio Vocacional Santa María de Guadalupe, inició sus actividades el 15 de marzo de 1959, en el gobierno de don Mario Echandi Jiménez. La cañería comenzó a funcionar el 6 de agosto de 1938, en la administración de don León Cortés Castro.

 

El origen del nombre del cantón se remonta a la creación de la ermita dedicada a Santo Domingo, el cual se le otorgó al barrio, luego al distrito cuando se estableció, y por consiguiente conservó al crearse el cantón .


El historiador Sr. Rafael Bolaños Villalobos, en su obra “Al occidente del Abra”, Historia monográfica de Santo Domingo de Heredia, nos narra en su obra literaria los inicios de la colonia en el cantón y por ende de nuestro querido distrito “Paracito”. Actualmente el Sr. Bolaños Villalobos es el coordinador de la Casa de la Cultura de Santo Domingo. (Noviembre de 2013).

 

En los Protocolos Coloniales y Registros Públicos, observamos en el año 1969 y anteriores que el Sr. Juan Salas Villalobos adquirió varios terrenos en nuestra comunidad, como: “…casa y galera, terreno milpar de 3 manzanas, terreno inculto de 1 manzana…”

 

En la página Nº 72 se menciona: Bajo la presidencia del herediano Alfredo González Flores en 1915 se establecieron claramente los distritos actuales de Santo Domingo. Esta división territorial interna quedó así: “1915 – Poder Ejecutivo, Nº 10, Alfredo González Flores – Presidente Constitucional de la República de Costa Rica, de conformidad con el artículo 13 del decreto Nº. 57 de 7 de julio de 1909.

 

Cantón 3º.- Santo Domingo. Distritos:

 

1º. Ciudad de Santo Domingo.

2º. Barrió San Vicente y caseríos La Quintana y Tures.

3º. Barrió San Miguel Sur (Raicero), San Miguel Norte (Volador) y caseríos San Luis o Lagarillo y Las Quebradas, Castilla y Montero, Tibás o Isla de Tibás.

4º. Barrió Paracito.

5º. Barrió Santo Tomas.

6º. Barrio Santa Rosa y caseríos Rinconada y Rincón del Virilla.”

 

Aquí les dejamos la introducción a su obra, que nos hace un efímero resumen del acontecer de aquellos años:

 

“…El cantón de Santo Domingo es parte de la provincia de Heredia. Antes que llegará el conquistador español, vivían allí los "huetares de occidente" cuyo jefe "Garabito" o Coyoche, fue símbolo de la resistencia de los pueblos indígenas de Costa Rica.

 

En la región de Santo Domingo los documentos colonia­les publicados mencionan el nombre del cacique Yorusti. A ellos se debe la primera ocupación de la zona y es justo que se haga el rescate de los inicios indígenas.

 

Más adelante, en la época colonial vinieron a vivir en esos lugares algunos españoles. Cartago era entonces la capital pro­vincial. A la par existían varios núcleos de población indígena y mestiza como Barva.

 

La historia de Heredia primero, San José y Alajuela des­pués, comienza con el esparcimiento de labriegos en "los va­lles", según el término usado en esta época, para referirse a la “Meseta Central", o mejor dicho, al Valle lntermontano Central, depresión que incluye un cierto número de valles de altura.

 

Los colonos cultivaban cereales, -el maíz indígena, el tabaco, pero también el trigo español-, frijoles, caña de azúcar, y asociaban la ganadería con esos cultivos.

 

Con documentos notariales se puede fechar la ocupación de la zona de Santo Domingo. El mismo nombre "Santo Domingo” se encuentra por primera vez en 1816, algunos años antes de la Independencia. Pero desde el siglo XVI se mencionan ciertos puntos claves: el Paso del Montano, Las Quebradas y Breñas de la Bermuda, y se hacen los primeros "denuncios" de tierras.

 

Se da también una incipiente estratificación social. Ya había fracasado el intento de repartimiento de indios que tuvo lugar en el siglo XVI dando más bien origen a un proceso de mestizaje.

 

El conquistador español se encontraba con una población indígena muy dispersa que no permitía la explotación de tipo señorial. No obstante, pues los primeros se ven favorecidos por sus funcionarios reales y los demás pobladores, pues les permite adquirir en propiedad grandes extensiones de tierras. En la región de Santo Domingo seda el caso del Alférez Real Don Sebastián de Zamora, originario de Marchena en España, que vino a Costa Rica donde desempeñó las funciones de Alcalde Mayor y Teniente de Gobernador de Cartago. Eso sucedía al finalizar el siglo XVII. En el siglo XVIII los descendientes del Alférez Zamora estuvieron afincados en tierras heredianas. Aparecen otras cabezas de fa­milias progenitoras de los domingueños actuales. Pero la estratificación se precisa en dos cultivos comerciales: - el taba­co, anterior a la independencia-, el café posterior, que encuen­tra en 1a provincia de Heredia suelos y clima de los más favora­bles hasta el punto que bien pudo afirmar un domingueño que "Santo Domingo... llegó a ser el arquetipo de la notoria bonanza económica de que gozó el país en los últimos decenios del siglo pasado".

 

En 1891, Rubén Darío, el gran poeta nicaragüense ya lo había apuntado: en Costa Rica "el abogado, el comerciante, el agricultor: trimurti (palabra indú que significa trinidad) potente. El bufete, el mostrador y el buey. Débese a ese sentido práctico la propagación del negocio, la tierra prolífica, el santodomingueño rico, el "parvenu millonario, la inmigración comercial, los ferro­carriles, la necesidad de las múltiples transacciones, el Banco".

 

Y sobre Heredia y Santo Domingo, siempre la pluma egre­gia de Rubén Darío este testimonio: " El trabajador tiene aquí su morada. Es aquí de donde en cantidad harto considerable sé exporta el grano de oro del "arbusto sabeo" (de Saba, Arabia, zona de origen del café). En el pueblo herediano se encuentran robustos y sanos mozos, las muchachas campesinas de caras rosadas, los viejos labradores honrados como patriarcas y ricos como "pachas", de los cuales se encuentran ejemplares pasmo­sos en el pueblo domingueño"

 

En la época artesanal del café, cuando se desarrolló San­to Domingo. En esos primeros tiempos del auge del café " el domingueño de espíritu emprendedor inició la construcción de pequeños patios, en su mayoría de suelo firme, sustituidos luego por los de ladrillo. Por medio de la rastrilla benefició su propio producto. Muchos domingueños viajaron al exterior a venderlo y al regreso adquirían productos de Europa que hoy lucen con re­cuerdos de familia en más de una casa señorial. En aquella época la producción era de 40 fanegas por manzana, vendidas a un precio de 18 pesos; el transporte se realizaba en carreta hasta Puntarenas: cada yunta trasladaba siete quintales y se tardaba en la travesía ocho días.

 

El mismo café desplazó la pequeña agricultura de subsis­tencia hasta desaparecer los cereales y particularmente el trigo, también el café favoreció la concentración de la propiedad y de la riqueza, y más con los altibajos de la coyuntura mundial des­pués de la bonanza del siglo XIX.

 

A principios del siglo XX, por ejemplo, el viajero francés, Maurice de Perigny, relata cómo visito a Heredia y Santo Domingo en compañía del señor Tournon, cafetalero de origen francés y de los más grandes de Costa Rica. Se puede agregar que otro francés, don Amón Fasileau Duplantier, cafetalero y contratista, -de donde se origina el Barrio Amón de San José-, se encargó durante cierto tiempo de los negocios de la casa Tournon en Santo Domingo.

 

He aquí santo Domingo en su apogeo, en la época de mayor bonanza del café. A pesar de la diferenciación social, se pudiera decir que culmina con la tradición campesina colonia. Pero en Santo Domingo ha perdurado la tradición porque la ciudad se edificó a fines del siglo XIX y principios del XX, pueblo de caficultores por entonces...” Por Lic. Annie Limistre Pujol, Historiadora.

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